La reforestación es una de las estrategias más eficaces para contrarrestar la deforestación y restaurar los ecosistemas dañados. Plantar árboles no solo embellece el paisaje, sino que cumple funciones ecológicas vitales. Los árboles ayudan a regular la temperatura, filtran el aire, retienen el agua de lluvia y son el hogar de muchas especies de animales y plantas. También reducen el dióxido de carbono en la atmósfera, uno de los principales gases responsables del calentamiento global. En muchos lugares, los bosques han sido destruidos para dar paso a la agricultura, la ganadería o la urbanización, dejando el suelo vulnerable a la erosión y la pérdida de nutrientes. La reforestación permite recuperar estas áreas degradadas y devolverles su valor natural. Además, se puede realizar de manera participativa, involucrando a estudiantes, comunidades y organizaciones en campañas de plantación. Es una actividad educativa, ecológica y solidaria que fortalece el vínculo entre las personas y la naturaleza.